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Nuestra historia

En 2016, mi vida tomó un giro importante al quedar embarazada mientras trabajaba en una dependencia y colaboraba con mis padres en su negocio de marquesitas. A pesar de vivir con ellos y no recibir un salario por mi esfuerzo, el embarazo de alto riesgo me impulsó a tomar una decisión valiente: emprender mi propio camino.

Para llevar a cabo mi sueño, solicité un permiso gubernamental que me permitió abrir mi propio negocio de marquesitas. Mi objetivo era establecer una base sólida y evitar las complicaciones relacionadas con la movilidad y los carritos ambulantes. A pesar de enfrentar obstáculos debido a cuestiones de desarrollo urbano y requisitos adicionales, encontré una solución al ubicar mi puesto dentro de una casa cercana que antes exhibía artesanías.

Afrontando los desafíos con determinación, solicité el permiso de una tía para usar un espacio dentro de su casa, justo frente a mi ubicación anterior. A pesar de los obstáculos, logré establecer mi primer puesto de marquesitas en la intersección de las calles 37 y 39 en Paseo de Montejo.

A lo largo de los años, construí gradualmente la marca de mi negocio, a pesar de no tener una identidad definida en ese momento. Aunque el camino presentó dificultades, cada esfuerzo invertido resultó en logros que me llenan de satisfacción en esta nueva tradición de marquesitas. La satisfacción de ver cómo mi negocio creció y floreció con el tiempo me llena de orgullo. Cada día es una oportunidad para mejorar y brindar a mis clientes la experiencia deliciosa de disfrutar mis marquesitas.